sábado, 4 de agosto de 2012

EL OFICIO DEL CUENTERO


Los cuentos han sido compartidos en cada cultura y país como un medio de entretenimiento, educación, preservación de la misma, del conocimiento y de los valores. Elementos vitales a este arte incluyen una trama y unos personajes, entre más, así como el punto de vista, la manera de ver el mundo del narrador oral artístico (el primero de ellos el cuentero de la tribu o cuentero comunitario). Las historias son utilizadas para compartir un mensaje, dar una explicación mágica, divertir, criticar, aportar posibles soluciones a conflictos... El arte oral de contar es además elemento de la tradición oral de cada pueblo.
El cuentero basa su material de fuentes de tradición oral o de la literatura, pero lo re significa y recodifica a la oralidad, deviniendo el contenido en su mensaje personal y único, con el cual, como un fuego que sigue devorando y expandiéndose, va atrapando a su oyente y lo va abrazando y abrazando con imágenes, percepciones y sensaciones que previamente modificaron e hicieron vibrar su propio ser. El cuentero narra para alejar, engañar y posponer eternamente la muerte.
El cuentero o narrador no es totalmente exterior a la historia ni está del todo implicado en ella. Cuenta como un testigo y representa a hombres y mujeres, a niños, jóvenes y viejos, nunca en la continuidad. El narrador no es para nada prisionero de un personaje, es prisionero de la historia que narra. Dispone de técnicas de narración y experimenta el placer de coexistir con esos seres imaginarios. Al mismo tiempo, el narrador hace compartir a la asistencia los relatos de su pasado, de los que se presenta como el primer heredero.

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